El escritor norteamericano se fue a vivir a una cabaña a los bosques. Buscaba una vida sencilla y auténtica, aprender de la naturaleza y disfrutar del gozo de las pequeñas cosas. Se resistía a la rutina mortal de la vorágine de la ciudad y anhelaba el infinito en la belleza de una vida auténtica.
Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente; enfrentar solo los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar. Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida... para no darme cuenta, en el momento de morir, que no había vivido.
Henry David Thoreau, Walden, 1854
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