El gran problema de la educación, según Borghesi, es una doble ausencia: el sujeto y el canon.
Por un lado, no hay sujeto, ni identidad, ni alma. Porque se desconoce que el ideal del maestro no es transmitir el saber o motivar a los alumnos, sino, sobre todo, comunicarse a sí mismo con "su pasión por lo humano, el asombro por estar en el mundo, la búsqueda del sentido de la existencia" (p.15). Tampoco hay alumno, "que actualiza la tradición señalándola como una hipótesis para el presente" (p. 35).
Por el otro lado, no existe un canon, una tradición, una memoria. Entonces hay un "pseudocriticismo, un pensamiento negativo que, tras haber devorado toda identidad posible, girando en el vacío, se convierte en algo totalmente acrítico" (p. 28).
La dialéctica que surge de la Teoría Crítica lleva a desenmascarar la corrupción del mundo, las injusticias sociales, las desigualdades, pero es negación activa de lo que existe. Desde este paradigma, que critica el filósofo italiano, se lee el mundo no para reconocerlo y buscar la verdad, sino para transformarlo sin reconocer al sujeto ni a la verdad -siempre en construcción. Esto es la negación del sujeto, la deconstrucción del yo, la insignificancia de la individualidad de cada persona.
Pero así no puede haber una correspondencia con la tradición, con la memoria, con el pasado, y todo se desvanece en lo abstracto, en lo que Bauman diría un mundo líquido.
El auténtico maestro no puede hacer abstracción de la comunicación existencial. La educación mediante la tradición se convierte aquí en verificación crítica de la relación entre pasado y presente, verificación en la que el docente está comprometido en primera persona. (p. 35)
Massimo Borghesi, Memoria evento educazione, 2002
(2005 Esp.)
Por un lado, no hay sujeto, ni identidad, ni alma. Porque se desconoce que el ideal del maestro no es transmitir el saber o motivar a los alumnos, sino, sobre todo, comunicarse a sí mismo con "su pasión por lo humano, el asombro por estar en el mundo, la búsqueda del sentido de la existencia" (p.15). Tampoco hay alumno, "que actualiza la tradición señalándola como una hipótesis para el presente" (p. 35).
Por el otro lado, no existe un canon, una tradición, una memoria. Entonces hay un "pseudocriticismo, un pensamiento negativo que, tras haber devorado toda identidad posible, girando en el vacío, se convierte en algo totalmente acrítico" (p. 28).
La dialéctica que surge de la Teoría Crítica lleva a desenmascarar la corrupción del mundo, las injusticias sociales, las desigualdades, pero es negación activa de lo que existe. Desde este paradigma, que critica el filósofo italiano, se lee el mundo no para reconocerlo y buscar la verdad, sino para transformarlo sin reconocer al sujeto ni a la verdad -siempre en construcción. Esto es la negación del sujeto, la deconstrucción del yo, la insignificancia de la individualidad de cada persona.
Pero así no puede haber una correspondencia con la tradición, con la memoria, con el pasado, y todo se desvanece en lo abstracto, en lo que Bauman diría un mundo líquido.
El auténtico maestro no puede hacer abstracción de la comunicación existencial. La educación mediante la tradición se convierte aquí en verificación crítica de la relación entre pasado y presente, verificación en la que el docente está comprometido en primera persona. (p. 35)
Massimo Borghesi, Memoria evento educazione, 2002
(2005 Esp.)
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