Las decisiones que tomamos en la vida tienen un precio. El problema es la libertad y las circunstancias para tomarlas. ¿Existe esa libertad del individuo?
El dramaturgo neoyorquino Arhtur Miller, famoso por obras como Muerte de un viajante o Las brujas de Salem, presenta en El precio su último gran éxito teatral. La obra explora el precio que hay que pagar por las decisiones que, de forma más o menos consciente y lúcida, hacemos para seguir adelante.
Anoche Alicia y yo fuimos a verla en el teatro, y nos interpeló este examen de cirujano del alma que es Miller sobre la condición humana, su libertad, su identidad, su ideal.
El argumento de El precio es de total actualidad: dos hermanos (un policía mediocre y un cirujano rico) se reencuentran después de dieciséis años sin verse, para encargarse de la herencia familiar de la mano de un viejo tasador y de la mujer del policía. Éste ha sacrificado su carrera para cuidar al padre arruinado por el crack del 29. En cambio, el otro ha triunfado como médico cirujano. Y aquí entra el conflicto. Lo de menos es el precio de los muebles que quiere el tasador, sino el precio de las decisiones que cada uno tomó sin conocer las consecuencias. Porque ese es el drama de las grandes elecciones en la vida, las que forjan nuestra identidad: nunca sabemos cuánto nos costarán.
-¡Tú habías elegido esta vida!
-¿Elegido?
Arthur Miller, El precio, 1968
El dramaturgo neoyorquino Arhtur Miller, famoso por obras como Muerte de un viajante o Las brujas de Salem, presenta en El precio su último gran éxito teatral. La obra explora el precio que hay que pagar por las decisiones que, de forma más o menos consciente y lúcida, hacemos para seguir adelante.
Anoche Alicia y yo fuimos a verla en el teatro, y nos interpeló este examen de cirujano del alma que es Miller sobre la condición humana, su libertad, su identidad, su ideal.
El argumento de El precio es de total actualidad: dos hermanos (un policía mediocre y un cirujano rico) se reencuentran después de dieciséis años sin verse, para encargarse de la herencia familiar de la mano de un viejo tasador y de la mujer del policía. Éste ha sacrificado su carrera para cuidar al padre arruinado por el crack del 29. En cambio, el otro ha triunfado como médico cirujano. Y aquí entra el conflicto. Lo de menos es el precio de los muebles que quiere el tasador, sino el precio de las decisiones que cada uno tomó sin conocer las consecuencias. Porque ese es el drama de las grandes elecciones en la vida, las que forjan nuestra identidad: nunca sabemos cuánto nos costarán.
-¡Tú habías elegido esta vida!
-¿Elegido?
Arthur Miller, El precio, 1968
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