Este espeluznante testimonio real cuenta la odisea de uno de los miles de jóvenes africanos que emigran con el sueño de llegar a Europa y mejorar sus condiciones de vida.
Kalilu narra su experiencia de migrar desde Gambia hasta España como unas memorias terribles, que señalan la tragedia que viven hoy tantos jóvenes que, sin la seguridad del dinero, se lanzan a recorrer desiertos, mares y montañas con la única esperanza de alcanzar el "país de los blancos" como si fuera un paraíso terrenal, un espejismo que acaba en el "holocausto africano".
Los migrantes africanos que, ayudados por las mafias, llegan a las costas europeas en patera son sólo una minoría. La mayor parte de ellos fallecen en el desierto de inanición, o asesinados a sangre fría, abandonados a su suerte en tierra hostil.
Vale la pena detenerse, en estos días de confinamiento por la pandemia del coronavirus, para leer este testimonio de un migrante de Gambia que refleja su experiencia en otra pandemia, que es la pobreza y la desesperación que sufren tantos jóvenes de Gambia, Ghana, Burkina Faso y otros países africanos.
Huyendo de la pobreza y de las guerras, muchos jóvenes africanos, hombres y mujeres, acaban muertos. El desierto del Sahara, el mar Mediterráneo o el océano Atlántico se convierten en el lugar no elegido para el descanso final. La mayoría de esos jóvenes dejan África a pie, con poco o nada de dinero y con la intención de llegar a Europa y trabajar. Pero lo que ocurre es que la mayoría nunca llega n tampoco regresa a su lugar de origen, y su paradero permanece desconocido par siempre. Muchos mueren de hambre y sed, algunos son asesinados por ladrones armados, otros son víctimas de una mordedura de serpiente, o se ahogan mientras intentan cruzar el Mediterráneo el Atlántico en pequeñas canoas...
Kalilu Jammeh, El viaje de Kalilu, 2009
Kalilu narra su experiencia de migrar desde Gambia hasta España como unas memorias terribles, que señalan la tragedia que viven hoy tantos jóvenes que, sin la seguridad del dinero, se lanzan a recorrer desiertos, mares y montañas con la única esperanza de alcanzar el "país de los blancos" como si fuera un paraíso terrenal, un espejismo que acaba en el "holocausto africano".
Los migrantes africanos que, ayudados por las mafias, llegan a las costas europeas en patera son sólo una minoría. La mayor parte de ellos fallecen en el desierto de inanición, o asesinados a sangre fría, abandonados a su suerte en tierra hostil.
Vale la pena detenerse, en estos días de confinamiento por la pandemia del coronavirus, para leer este testimonio de un migrante de Gambia que refleja su experiencia en otra pandemia, que es la pobreza y la desesperación que sufren tantos jóvenes de Gambia, Ghana, Burkina Faso y otros países africanos.
Huyendo de la pobreza y de las guerras, muchos jóvenes africanos, hombres y mujeres, acaban muertos. El desierto del Sahara, el mar Mediterráneo o el océano Atlántico se convierten en el lugar no elegido para el descanso final. La mayoría de esos jóvenes dejan África a pie, con poco o nada de dinero y con la intención de llegar a Europa y trabajar. Pero lo que ocurre es que la mayoría nunca llega n tampoco regresa a su lugar de origen, y su paradero permanece desconocido par siempre. Muchos mueren de hambre y sed, algunos son asesinados por ladrones armados, otros son víctimas de una mordedura de serpiente, o se ahogan mientras intentan cruzar el Mediterráneo el Atlántico en pequeñas canoas...
Kalilu Jammeh, El viaje de Kalilu, 2009
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