Leer esta novela en verano me lleva a mis años universitarios en Barcelona, cuando yo también vivía entre dos mundos opuestos: el de los charnegos barriobajeros y el de los pijos de Sant Gervasi y Pedralbes.
¿Debería recordarles que el chico era un obrero: es decir, una persona que no está para alardes dialécticos, un hombre con otros problemas?
Juan Marsé, Últimas tardes con Teresa, 1966
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