Poet's Abbey (Blog de lecturas)


Vigilar y castigar


 

De acuerdo con Foucault, el control que ejerce la sociedad actual es peor que el control de las sociedades tradicionales porque, de hecho, se ejerce de manera invisible y no violenta. La disciplina de colegios, hospitales y prisiones es igual de perversa, insidiosa e indirecta, precisamente, porque es psicológica.

La sociedad disciplinaria engloba a los niños, los locos y los ancianos, que están bajo vigilancia y control. Por ejemplo, "el edificio mismo de la escuela debía ser un aparato para vigilar" como el largo pasillo con una serie de aulas que parecen celdas.

Este ensayo crítico con las instituciones educativas y sanitarias tuvo un gran impacto en las sociedades occidentales, que entraban ya en la crisis de valores, hasta que empezó a leerse el testimonio real del Archipiélago Gulag, de Solzhenitsin, publicado dos años antes. El contraste entre ambas obras, como señala Mark Lilla, neutralizó cualquier efecto que el autor francés hubiese imaginado para su obra: "Ante el impresionante relato de la tortura física y mental de la cual era responsable un régimen que todavía los grandes intelectuales franceses consideraban como la vanguardia del profeso social, era difícil seguir afirmando que las aulas occidentales eran prisiones."

A pesar de esta crítica mordaz de Lilla a la obra del filósofo francés, creo que es verdad que los colegios se convierten en cárceles para las almas jóvenes cuando la educación se deshumaniza, se convierte en adoctrinamiento ideológico y se vacía de contenido significativo.


El examen combina las técnicas de la jerarquía que vigile y las de la sanción que normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, clasificar y castigar. Establece sobre los individuos una visibilidad a través de la cual se los diferencia y se los sanciona. A esto se debe que, en todos los dispositivos de disciplina, el examen se halle altamente ritualizado. 


¿Puede extrañar que la prisión se asemeje a las fábricas, a las escuelas, a los cuarteles, a los hospitales, todos los cuales se asemejan a las prisiones?


Michel Foucault, Vigilar y castigar, 1975

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