El escritor ucraniano Nikolái Gogol vivió en la bella ciudad de San Peterburgo como funcionario público, y allí se dio a conocer entre los círculos literarios rusos, en la época de 1820. Fue amigo íntimo del gran autor romántico Alexandr Pushkin. Después de una vida intensa, murió al borde de la locura en Moscú en 1852, a la edad de 43 años.
Escribió esta obra literaria en 1835, pero unos años más tarde la revisió y la amplió como novela, enardecido por el orgullo patriótico ucraniano, en pleno auge del Romanticismo en Europa.
La obra está ambientada en el siglo XVI y narra la historia del anciano Tarás Bulba, un feroz cosaco con grandes ideales, que emprende junto a sus dos hijos, Ostap y Andréi, un viaje épico a la Sich de Zaporozhia para unirse a otros cosacos en la guerra contra Polonia.
La historia de los dos hijos es absolutamente bíblica. Andréi es apasionado y decepciona al padre por amor a una joven polaca. ¿Podrá el viejo cosaco perdonar a su propio hijo? En cambio, Ostap es fiel y obstinado, y sus últimas palabras recuerdan al propio Cristo crucificado.
Desgarrado por perder lo que más quiere, Taras Bulba se niega a reconocer la paz y sigue cabalgando con sus cosacos, sembrando el terror, vengándose hasta el final.
¿Cómo mira un padre a sus hijos? ¿Importa más el honor o el amor? Son preguntas que traspasan estas páginas épicas que hoy leemos mientras el pueblo ucraniano vuelve a levantarse contra el ejército invasor.
¿Quién me ha dicho que Ucrania es mi patria? ¿Quién me la hada dado por patria? La patria es lo que nuestra alma desea y adora, lo que amamos más que todo; mi patria eres tú; y esa patria no la abandonaré mientras viva, la llevaré en mi corazón. ¡Que vengan a arrancármela!
Nikolái Gogol, Taras Bulba, 1835 (ampliada en 1842)
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