Nuestro sentido de la tolerancia debe ser corregido por nuestro sentido de la justicia. Debemos ser tolerantes con todo aquello que no repugne a nuestro sentido de injusticia o abuso de poder.
En el ámbito político, Popper habla de la "paradoja de la tolerancia" para referirse al hecho que una tolerancia ilimitada puede llevar a la eliminiación de la tolerancia, de manera que tenemos el deber, en nombre de la tolerancia, de ser intolerantes con los intolerantes.
La sociedad, a través de las instituciones, debería prohibir a los intolerantes. La cuestión es discernir quién es el intolerante. ¡No es el que usa argumentos racionales, sino el que usa la violencia como argumento!
Malinterpretar esta paradoja es peligroso, pues basta con que un grupo declare intolerante a otro para prohibir así sus ideas.
Los límites a la libertad de expresión se deben poner cuando se considere que la libertad y la tolerancia corran peligro.
Si queremos que nuestra civilización sobreviva, debemos romper con el hábito de reverenciar a los grandes hombres. Los grandes hombres pueden cometer grandes errores, y como el libro trata de mostrar, algunos de los más grandes líderes del pasado apoyaron el ataque perenne a la libertad y razón.
Una tolerancia ilimitada puede llevar a la desaparición de la tolerancia.
Karl Popper, La sociedad abierta y sus enemigos, 1945
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