El amor no es un delirio posesivo, como recuerda una hermosa página de esta obra póstuma e inacabada del autor de El principito.
Ciudadela trata sobre un sabio príncipe del desierto que escribe en su diario personal reflexiones sobre el sentido de la vida y la búsqueda de la Verdad.
Este breve fragmento invita a distinguir entre amor y posesión. El amor es don de uno mismo, es entrega, es generosidad. La posesión, por el contrario, es mísero egoísmo, afán de dominio y control del otro. Aunque los dos extremos a veces se tocan en el torbellino de la pasión, la razón nos debe alertar de que considerar al otro como algo que te pertenece mata al amor y conduce al odio.
No confundas el amor con el delirio de la posesión, que causa los peores sufrimientos. Porque, al contrario de lo que pueda pensarse, el amor no hace sufrir. Lo que hace sufrir es el instinto de la propiedad, que es lo contrario del amor.
Antoine de Saint-Exupéry, Ciudadela, 1948
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