Poet's Abbey (Blog de lecturas)


El problema final

 


Las novelas policiales clásicas, con enigma, como los grandes clásicos de la literatura, son las únicas que se prestan a leerlas dos veces. 

En este tipo de obras, la solución está a la vista desde el principio, pues "nada hay más engañoso que un hecho obvio"Estas novelas se pueden resolver de forma casi matemática, en una partida de ajedrez entre autor y lector, que debe estar atento. Es un duelo entre autor y lector. 

Aquí resulta más importante cómo se hizo el crimen que el porqué se hizo. "El crimen del cuarto cerrado es el clásico de los clásicos (...), y también el más tramposo".

En una época saturada de novela negra, de crímenes muy sanguinarios y detectives alcohólicos y perdidos, Pérez-Reverte plantea dejar de un lado las grandes pasiones y barbaridades de un público que "prefiere temblar a pensar". El autor reivindica la novela-problema, "la investigación criminal inteligente frente a la moda impuesta por el cine americano y la novela negra".

Lo mejor son las referencias a grandes obras del cine y la literatura, como La ventana indiscreta, de Alfred Hitchcock; El perro de Baskerville, El problema del puente de Thor, de Conan Doyle.

Pérez-Reverte regresa a la novela-problema de la mano de los clásicos del género, como Ellery Queen, Agatha Christie y Dickson Carr. Narra una historia policial clásica donde hay un crimen (problema) a resolver: un grupo de personas se han quedado incomunicadas por unos días en una isla griega en los años 60 y se comete un crimen.

Pero la obra va más allá: juega con la misma literatura. El protagonista es Hopalong Basil, un actor de cine famoso por interpretar a Sherlock Holmes en muchas películas. El actor de carne y hueso, que tiene más de sesenta años, tendrá que jugar su papel de detective en la vida real, a pesar de todo, y se preguntará si está dentro de una novela.



Lo extraño (...) encierra poco misterio. Es lo común lo que resulta desconcertante de verdad.

El único crimen perfecto es aquel donde ningún culpable o inocente parece sospechoso. 

... nunca hay que atribuir a la locura lo que puede atribuirse a la perversidad. 



Arturo Pérez-Reverte, El problema final, 2023

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