Poet's Abbey (Blog de lecturas)


La sociedad del cansancio

 


La sociedad capitalista y mercado-técnica, la sociedad de rendimiento y de la positividad, del "yes, we can" (o del "sí, se puede") ha conducido inexorablemente a una "sociedad del cansancio", sin trascendencia, sin esperanza.

Hemos pasado de la "sociedad disciplinaria" de Foucault (en la segunda mitad del siglo XX), a la actual "sociedad de rendimiento" de Han. En la primera destacan las cárceles, los hospitales y las fábricas. En la segunda, los gimnasios, los aeropuertos y los laboratorios genéticos. Ya no hay sujetos de obediencia, sino de rendimiento. En la primera, la negatividad de las prohibiciones genera locos y criminales. "La sociedad del rendimiento, por el contrario, produce depresivos y fracasados" (p. 26). 

Según Han, en contraste con la sociedad disciplinaria de Foucault, que generaba criminales y locos, la sociedad actual produce individuos agotados, fracasados y depresivos.

Mientras en el pasado la resistencia se daba contra la coacción externa, hoy en día la mayor explotación es aquella a la que uno mismo se somete, creyendo que actúa con libertad. "El explotador es al mismo tiempo el explotado. Víctima y verdugo ya no pueden diferenciarse (p. 31). 

Esta autoexplotación, impulsada por el deseo de éxito y productividad, es mucho más eficiente y destructiva porque el individuo se somete voluntariamente a ella. La falta de un tirano o una figura externa contra la que luchar hace que la rebelión sea difícil, ya que explotador y explotado son la misma persona.

Han critica la obsesión por la originalidad y la genialidad. Propone la necesidad de jugar más y trabajar menos, para ser más productivos. Pero en la sociedad actual, incluso los ejecutivos más exitosos se encuentran atrapados en un ciclo de trabajo constante. "Sus máximas no son la obediencia, la ley ni el cumplimiento del deber, sino la libertad y la voluntariedad. Lo que más espera del trabajo es una ganancia en términos de placer" (p. 80). 


El exceso de productividad se manifiesta, asimismo, como un exceso de estímulos, informaciones e impulsos. Modifica radicalmente la estructura y la economía de la atención. Debido a esto, la percepción queda fragmentada y dispersa. (p. 33)


La autoexplotación resulta más eficaz que la explotación a cargo de otros, pues va acompañada de la sensación de libertad. Paradójicamente, el primer síntoma del burnout es la euforia. Uno se lanza con euforia al trabajo. Al final uno se derrumba. (p. 108)



Byung-Chul HanLa sociedad del cansancio, 2010

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