Hace diez años emprendí un viaje que cambió mi vida. Llegué a Dalarna para estudiar un curso académico gracias a una beca. Suecia me cautivó por sus bosques y lagos, su lengua musicalmente dulce, y sus gentes amables. ¿Cómo no iba a enamorarme de la belleza?
Ahora, al saborear las páginas poéticas de mi escritor catalán preferido, he podido recordar aquellas cartas que yo también escribí de lejos, y he viajado, de la mano de Josep Pla, a aquel lugar que me enamoró a los veinticuatro años.
La nuesa del país té una lluminositat mat. El paisatge sembla il·luminat de part de dins. La claror surt de les pedres blanques. La felicitat de les coses sembla un reflex, una transposició de la vostra puerilitat.
Josep Pla, Cartes de lluny, 1928
Ahora, al saborear las páginas poéticas de mi escritor catalán preferido, he podido recordar aquellas cartas que yo también escribí de lejos, y he viajado, de la mano de Josep Pla, a aquel lugar que me enamoró a los veinticuatro años.
La nuesa del país té una lluminositat mat. El paisatge sembla il·luminat de part de dins. La claror surt de les pedres blanques. La felicitat de les coses sembla un reflex, una transposició de la vostra puerilitat.
Josep Pla, Cartes de lluny, 1928
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