Poet's Abbey (Blog de lecturas)


La democracia en América

 


"Una idea falsa, pero clara y precisa, tendrá más poder en el mundo que una idea verdadera y compleja", dijo Tocqueville, que había viajado por EEUU. 

El jurista francés señalaba el peligro de imponer una única visión posible que otorga al Estado un poder total. Es muy peligroso que un gobierno se considere a sí mismo "la voz del pueblo", pues así toda crítica o disidencia se ve como una traición y los ciudadanos "se consuelan de su tutelaje pensando que son ellos mismos quienes eligen los tutores". Y así aparece un nuevo despotismo con apariencia democrática. 

Una sociedad que esté regida por el igualitarismo considera que la sociedad es más importante que el individuo y que, por tanto, el gobierno tiene el deber y el derecho de "llevar de la mano a cada ciudadano para guiarle" (p. 245), pues las masas son demasiado estúpidas y acríticas para entender sus verdaderas necesidades.

La lucha por la igualdad puede llevar a despreciar la libertad en aras de un bienestar garantizado por el Estado. 


Es preciso reconocer que la igualdad que trae tantos bienes al mundo sugiere también, como mostraré después, ideas muy peligrosas, pues tiende a separar a los hombres unos de otros, de modo que no se ocupe cada uno sino de sí mismo...


El despotismo, que por su naturaleza es tímido, ve en el aislamiento de los hombres la garantía más segura de su propia duración y procura aislarlos por cuantos medios están a su alcance.


Las naciones de nuestros días no podrían hacer que en su seno las condiciones no sean iguales; pero depende de ellas que la igualdad las conduzca a la servidumbre o a la libertad, a las luces o a la barbarie, a la prosperidad o a la miseria.

Alexis de Tocqueville, La democracia en América, 1840

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