Esta breve novela es, en palabras del propio autor, "una seria y sincera tentativa de pequeña ficción histórica" enmarcada en las guerras napeoleónicas. Sin embargo, es mucho más que eso. La obra provoca, a través de la historia de dos oficiales (D'Hubert y Feraud) que se enfrentan durante muchos años por una cuestión de honor, una reflexión sobre la naturaleza de la ofensa, a menudo más dependiente de la interpretación de las personas que de una convención social.
Joseph Conrad pasó su infancia en el exilio de Rusia con sus padres. En su juventud se convirtió en un marino y viajó hasta la otra punta del mundo. Más tarde abandonó la vida del mar para dedicarse en cuerpo y alma a la literatura con novelas como El corazón de las tinieblas, La línea de sombra y Lord Jim. Su obra explora la vulnerabilidad, los deseos de infinito y los misterios del corazón humano.
El capitán D'Hubert miró el pálido sol, observó la desolación de los campos, y la estupidez de la lucha inminente lo llenó de tristeza. (cap. II)
Ningún hombre triunfa en todo lo que emprende. En este sentido somos todos unos fracasados. Lo importane es no desfallecer en el intento de organizar y mantener el esfuerzo de nuestra vida. Y en esto, lo que nos empuja adelante es la vanidad. Nos precipita a situaciones en las cuales resultamos perjudicados, y sólo el orgullo es nuestra salvaguardia, tanto por la reserva que impone sobnre la elección de nuestra conducta como por la virtud de su poder de resistencia. (cap IV)
Joseph Conrad, El duelo, 1908
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