Esta novela del escritor tanzano Gurnah, ganador del premio Nobel, se abre con la llegada del emigrante Saleh Omar, de sesenta y cinco años de edad, al aeropuerto de Gatwik desde Zanzíbar con un pasaporte falso para pedir asilo político. Aunque sabe perfectamente inglés, Omar pretende que no tiene ni idea del idioma, pues así se lo han aconsejado.
Omar acaba en una casa para refugiados a orillas del mar (como reza el título de la obra), donde le ponen en contacto con el profesor de literatura Latif Mahmud, que es de su mismo país aunque lleva muchos años en el Reino Unido. Latif se sorprende porque el nombre del pasaporte de Omar es el de su padre fallecido.
Ambos hombres entablan una amistad donde se cruzan diversas historias del pasado y del presente, del drama de los refugiados, de las injusticias sociales.
El primer capítulo me parece brillante, pues relata la llegada del refugiado de una manera magistral. Sin embargo, el resto de la novela trata la temática social desde un punto de vista quizá demasiado político e ideológico y me parece que se aleja de la humanidad de las primeras páginas. No me han interesado mucho las historias paralelas que cuentan, así como las referencias literarias a Bartleby, el escribiente de Melville.
¿A qué edad se supone que dejar se sufrir por tu vida? ¿O de querer vivir sin miedo? ¿Cómo sabía él que mi vida corría menos peligro que la de aquellos jóvenes a los que habían dejado entrar? ¿Y por qué era inmoral querer una vida mejor y más segura? ¿En quñé sentido esto era una codicia o un juego?
Lo que quiero decir es que no estoy en posesión de ninguna verdad que sienta que debo revelar sin falta, y tampoco he vivido ninguna experiencia ejemplar, capaz de iluminar nuestras circunstancias y nuestro presente.
Antes de los mapas, el mundo no tenía límites. Los mapas le dieron forma y aspecto de territorio, algo que se podría saquear y poseer.
Abdulrazak Gurnah, A orillas del mar, 2001
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