La obra de Primo Levi se abre con el dramático viaje en un tren de mercancías hacia el campo de concentración de Auschwitz. En el vagón van hacinados hombres, mujeres y niños pequeños.
La inhumanidad de los nazis que mataron sin piedad a criaturas de tres añitos aún se incuba en el alma podrida de los intolerantes que odian al que no piensa como él. Por eso, no conviene bajar la guardia y educar a personas íntegras en el camino del bien, para que, parafraseando a Adorno, Auschwitz no vuelva a repetirse.
Cada uno se despidió de la vida del modo que le era más propio (...) Pero las madres velaron para preparar con amoroso cuidado la comida para el viaje, lavaron a los niños e hicieron el equipaje, y al amanecer las alambradas espinosas estaban llenas de ropa interior infantil puesta a secar (...) ¿No haríais igual vosotras? Si fueron a mataros mañana con vuestro hijo, ¿no le daríais de comer hoy?
Primo Levi, Si esto es un hombre, 1947
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