Poet's Abbey (Blog de lecturas)


El primer hombre

Esta obra póstuma del autor francés Albert Camus, publicada de manera incompleta en 1994, fue hallada en el lugar del accidente automovilístico donde perdió la vida en 1960. 

Aunque la obra no está terminada, ofrece una visión reveladora de la infancia y los primeros recuerdos del autor.

La historia se centra en Jacques Cormery, un personaje que comparte muchas similitudes con el propio autor. Jacques narra sus recuerdos de la infancia y adolescencia mientras crece en Argelia, un trasfondo que refleja las propias experiencias de Camus

La narrativa explora la relación de Jacques con su madre, sus experiencias en la escuela, así como su lucha por superar las adversidades y encontrar su identidad en un entorno a veces hostil.

A través de la prosa reflexiva, la novela aborda temas como el absurdo, la búsqueda de sentido y la relación entre el individuo y la sociedad. La infancia de Jacques se convierte en un terreno fértil para explorar la formación de su perspectiva existencial y moral, así como para reflexionar sobre la influencia de su entorno cultural y social.

En resumen, esta obra permite explorar los orígenes del autor y los eventos formativos que contribuyeron a dar forma a su visión del mundo y a su filosofía existencial. Como él mismo escribió en El hombre rebelde (Alianza, p. 171): "Nada puede desalentar el ansia de divinidad que hay en el corazón del hombre".

Un buen maestro juzga dignos de descubrir al mundo a todos sus estudiantes. Les reconoce como un bien, les acompaña en el camino del aprendizaje, y les regala la oportunidad de recibir un impacto de sus enseñanzas. 

¿Qué hubiera sido de la vida de un gran escritor como Albert Camus, que procedía de un entorno muy pobre, si no hubiera tenido la suerte de tener a un maestro como el señor Bernard en su clase? 


No, la escuela no sólo les ofrecía una evasión de la vida en familia. En la clase del señor Bernard por lo menos la escuela les alimentaba en ellos un hambre más esencial todavía para el niño que para el hombre, que es el hambre de descubrir. 

En las otras clases les enseñaban sin duda muchas cosas, pero un poco como se ceba a un ganso. Les presentaban un alimento ya preparado rogándoles que tuvieran a bien tragarlo. En la clase del señor Bernard, sentían por primera vez que existían y que eran objeto de la más alta consideración; se les jugaba dignos de descubrir el mundo. (p. 128)

Albert Camus, El primer hombre, 1960 (publicado en 1994)

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