Poet's Abbey (Blog de lecturas)


El primer hombre

Un buen maestro juzga dignos de descubrir al mundo a todos sus estudiantes. Les reconoce como un bien, les acompaña en el camino del aprendizaje, y les regala la oportunidad de recibir un impacto de sus enseñanzas. 

¿Qué hubiera sido de la vida de un gran escritor como Albert Camus, que procedía de un entorno muy pobre, si no hubiera tenido la suerte de tener a un maestro como el señor Bernard en su clase? 


No, la escuela no sólo les ofrecía una evasión de la vida en familia. En la clase del señor Bernard por lo menos la escuela les alimentaba en ellos un hambre más ensencial todavía para el niño que para el hombre, que es el hambre de descubrir. 

En las otras clases les enseñaban sin duda muchas cosas, pero un poco como se ceba a un ganso. Les presentaban un alimento ya preparado rogándoles que tuvieran a bien tragarlo. En la clase del señor Bernard, sentían por primera vez que existían y que eran objeto de la más alta consideración; se les jugaba dignos de descubrir el mundo. (p. 128)

Albert Camus, El primer hombre, 1960 (publicado en 1994)

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