Poet's Abbey (Blog de lecturas)


El último encuentro

Dos ancianos que no se ven desde hace más de cuatro décadas cenan juntos una noche larga de licores, diarios secretos y el misterio del amor de una mujer que ambos amaron. 

La tensión entre los dos viejos amigos va creciendo hasta que uno no puede dejar de leer, aunque sean las tantas de la madrugada, para intentar responder a una pregunta de hace cuarenta años.


El tiempo lo conserva todo, pero todo se vuelve descolorido, como en las fotografías antiguas, fijadas en placas metálicas. La luz y el paso del tiempo desgastan los detalles precisos que caracterizan los rostros fotografiados.

Cuando se acaba el deseo de placer, ya sólo quedan los recuerdos, las vanidades, y entonces sí envejece uno, fatal y definitivamente.

Uno acepta el mundo, poco a poco, y muere. Comprende la maravilla y la razón de las acciones humanas. El lenguaje simbólico del inconsciente... porque las personas se comunican por símbolos, ¿te has dado cuenta?, como si hablaran un idioma extraño, chino o algo así, cuando hablan de cosas importantes, como si hablaran un idioma que luego hay que traducir al idioma de la realidad. No saben nada de sí mismas. Sólo hablan de sus deseos, y tratan desesperada e inconscientemente de esconder, de disimular. La vida se vuelve casi interesante cuando ya has aprendido las mentiras de los demás, y empiezas a disfrutar observándolos, viendo que siempre dicen otra cosa de lo que piensan, de lo que quieren en verdad... Sí, un día llega la aceptación de la verdad, y eso significa la vejez y la muerte. Pero entonces tampoco esto duele ya. Krisztina me engañó, ¡Qué frase más estúpida!... Y me engañó precisamente contigo, ¡qué rebeldía más miserable! Sí, es así, no me mires tan sorprendido: de verdad me da lástima. Más tarde, cuando me enteré de muchas cosas y lo comprendí y lo acepté todo (porque el tiempo trajo a la isla de mi soledad algunos restos, algunas señales significativas de aquel naufragio), empecé a sentir piedad al mirar al pasado, y al veros a vosotros dos, rebeldes miserables, mi esposa y mi amigo, dos personas que se rebelaban contra mí, atemorizadas y con remordimientos, consumidas por la pasión, que habían sellado un pacto de vida o muerte contra mí.

Sándor Márai, El último encuentro, 1942

Comentarios

Edu ha dicho que…
Gracias por la recomendacion Breo!
Me gusto!