Hay que leer a Edgar Allan Poe en la soledad de la noche, cuando un silencio sepulcral lo envuelve todo, y uno puede concentrarse en la agobiante lectura de uno de sus cuentos. Es entonces cuando la magia se produce. El lector se encuentra atrapado en las páginas y no puede salir. Se ahoga, no puede respirar, el corazón le late frenético. Y cuando lee la última palabra, cierra el libro, suspira, y levanta la mirada perdido y muerto de miedo.
En el año 1800 hubo en Francia un caso de inhumación prematura, rodeado de circunstancias que justifican ampliamente el aserto de que la verdad es más extraña que la ficción.
Edgar Allan Poe, El entierro prematuro (1844)
En el año 1800 hubo en Francia un caso de inhumación prematura, rodeado de circunstancias que justifican ampliamente el aserto de que la verdad es más extraña que la ficción.
Edgar Allan Poe, El entierro prematuro (1844)
Comentarios