La nostalgia es el invierno en los Abruzos. En plena guerra mundial, la escritora italiana Natalia Ginzburg, escribe este cuento maravilloso, publicado más tarde en el libro Las pequeñas virtudes.
En cuanto vemos rotos nuestros sueños, nos consume la nostalgia por el tiempo en que bullían dentro de nosotros. (...)
Natalia Ginzburg, "Invierno en los abruzos", 1944
Por lo que respecta a la educación de los hijos, creo que no hay que enseñarles las pequeñas virtudes, sino las grandes. No el ahorro, sino la generosidad y la indiferencia hacia el dinero; no la prudencia, sino el coraje y el desprecio por el peligro; no la astucia, sino la franqueza y el amor a la verdad; no la diplomacia, sino el amor al prójimo y la abnegación; no el deseo del éxito, sino el deseo de ser y saber.
Sin embargo, casi siempre hacemos lo contrario. Nos apresuramos a enseñarles el respeto a las pequeñas virtudes, fundando en ellas todo nuestro sistema educativo. De este modo elegimos el camino más cómodo...
Natalia Ginzburg, Las pequeñas virtudes, 1962
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