Poet's Abbey (Blog de lecturas)


La conjura de los necios




Estaba tomándome una cerveza tranquilamente en la barra de un bar del French Quarter, cerca de la catedral de Saint Louis. De repente una camarera gorda y borracha se me acercó y, sin venir a cuento, me intentó sacar las gafas. Sus ubres se balanceaban sobre mí mientras yo me protegía de sus enormes tentáculos. Reaccioné por instinto, rápidamente. Di un paso hacia atrás para librarme del ataque de aquel calamar gigante, y escapar de ese tugurio. Descolocado, furioso, como el Ismael de Moby Dick, salí a la calle, a tierra firme, lejos de los cachalotes.


Leo la novela de Toole y vuelvo a aquellos tiempos en Estados Unidos, país de genios y chalados. Con esta obra he podido revivir mis aventuras en New Orleans, he recordado el olor de la famosa Bourvon Street, el colorido de las viejas calles bohemias y las estridentes risas de locas y pirados. New Orleans es una ciudad de necios y gente brillante, como todas las ciudades apasionantes. 

El libro narra la desternillante historia de Ignatius, un treintañero quijotesco y obeso que aún vive con su madre y lucha, con su locura, en cambiar un mundo de locos.

Toole tenía más o menos mi edad cuando escribió esta novela. Pero, desesperado, entendió que nunca se publicaría. Se suicidió sin saber que su madre rescataría la obra del olvido casi veinte años después. La novela fue tan bien recibida por la crítica que ganó, de forma póstuma, el Premio Pulitzer. 


-¿Qué es toda esa basura que hay por el suelo, Ignatius?
-Eso que ves es mi visión del mundo. Aún tengo que estructurarlo en un conjunto, así que mira bien donde pisas. 


John Kennedy Toole, A confederacy of dunces, 1963

 

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