Uno de los descubrimientos más sublimes, como expresaba en pleno siglo XIII la poeta mística holandesa Hadewych, es la chispa que aparece en el corazón humano al experienciar una presencia profunda de paz interior y belleza eterna. Ahora en Navidad, podemos reconocer un rostro humano nuevo, que es el destino encarnado.
El amor divino se muestra siempre escondiéndose,
el hombre lo sigue y éste permanece invisible;
esto hace por tanto que el corazón esté siempre despierto.
Hadewych, siglo XIII
Obra: V. Kandinsky, Línea curva libre hacia el punto: simultáneo de líneas curvas geométricas, 1925. Metropolitan Museum of Art, New York.
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