Confiesa el escritor mexicano que empezó a escribir sus primeros cuentos después de un desamor de juventud, cuando él tenía unos veinticuatro años. Se encerró en una casa de campo, convalesciente con el alma rota. Y en esa soledad terrible, dispuesto a odiar al mundo y a leer a los grandes genios, se enfrentó, por fin, al gran reto de todo escritor, al misterio del papel en blanco.
Está visto de que entre los muchos infortunios que pueden aquejar al hombre, los peores provienen de la soledad.
Sergio Pitol, Victorio Ferri cuenta un cuento, 1957
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