El lúcido periodista, que escapó a tiempo del golpe de Estado de los militares españoles, sufrió en Francia el hundimiento de ese país ante la bota nazi. Para Chaves Nogales, la causa de la agonía de Francia no era la incapacidad de la democracia en plantar cara al totalitarismo, sino la incompetencia de los franceses en preservar los valores democráticos.
La indiferencia inhumana de las masas, el narcisismo infantil de los súbditos, el consumismo hedonista y estúpido de una sociedad inculta, llevaron a esa crisis de valores de unos individuos irresponsables y egoístas que prefieren la ignominia de la esclavitud al heroísmo de la defensa en la lucha armada.
Este ensayo escrito en el auge nazi, en plena segunda guerra mundial, parece de una actualidad brutal en una Francia (una Europa) que sigue agonizante, cuando cientos de ciudadanos, anestesiados con los colores de las pantallas de sus teléfonos móviles, no son capaces de juntarse para abatir a un fanático armado con un cuchillo, y luego lloran las víctimas con flores y velas y con el inútil himno pacifista de Lennon.
La revelación más sorprendente y espantaba del derrumbamiento de Francia ha sido esta de la indiferencia inhumana de las masas. Las ciudades no han tenido en ninguna otra época de la historia una expresión tan egoísta, tan limitada a la satisfacción inmediata y estricta de los apetitos y las necesidades de cada cual. (p. 5)
En la ciudad antigua, cuando la lucha era a la medida del ciudadano, éste abandonaba fácilmente sus quehaceres pacíficos en el momento de peligro y se convertía en soldado de su independencia. Eso fue posible en Numancia. No ha sido posible en París ni lo sería en Nueva York. (p. 7)
Manuel Chaves Nogales, La agonía de Francia, 1941
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