El señor de las periferias que era Walser escribió su mejor novela para criticar, con mirada lúcida, una escuela sin humanidad. En el Instituto Benjamenta sólo se enseña a obedecer sin rechistar, a memorizar sin comprender, a ver sin mirar, a no ser persona. El protagonista de esta "historia singularmente delicada", como decía Walter Benjamin, no es el alumno Jakob, sino el propio instituto.
La enseñanza que nos imparten consiste básicamente en inculcarnos paciencia y obediencia, dos cualidades que prometen escaso o ningún éxito. Éxitos interiores, eso sí. Pero ¿qué ventaja se obtiene de ellos? ¿A quién dan de comer las conquistas interiores?
No existe peor comportamiento que el que nace del recelo y la ignorancia.
...los alumnos son esclavos, jóvenes hojas arrancadas de sus ramas y troncos, expuestas a la inclemencia de algún viento huracanado...
Robert Walser, Jakob von Gunten, 1909
La enseñanza que nos imparten consiste básicamente en inculcarnos paciencia y obediencia, dos cualidades que prometen escaso o ningún éxito. Éxitos interiores, eso sí. Pero ¿qué ventaja se obtiene de ellos? ¿A quién dan de comer las conquistas interiores?
No existe peor comportamiento que el que nace del recelo y la ignorancia.
...los alumnos son esclavos, jóvenes hojas arrancadas de sus ramas y troncos, expuestas a la inclemencia de algún viento huracanado...
Robert Walser, Jakob von Gunten, 1909
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