Poet's Abbey (Blog de lecturas)


Lluvia fina

La última novela de Luis Landero es oscura y sórdida, y a la vez, profunda.  Es una obra que te atrapa en las primeras páginas con la idea de que "los relatos no son del todo inocentes". 

El escritor extremeño leyó una noticia periodística sobre un drama en un reencuentro familiar, y tuvo el genio de "ver" la novela más allá de las líneas del diario. Vio la trama entera, incluso el título de su obra.

En efecto, las palabras no se las lleva el viento. Los relatos que nos vamos construyendo de los acontecimientos de la vida cotidiana pueden arraigar de tal manera en el subconsciente que sea imposible cualquier intento de reconciliación. De ahí, el simbolismo de la "lluvia fina" que sin darse uno cuenta acaba calando en los huesos.

Sólo el encuentro con un acontecimiento verdadero, con alguien que ame sin condiciones, puede producir el milagro de aniquilar los viejos rencores del pasado y abrazar el presente como un regalo. 

En la novela de Landero, sin embargo, no hay espacio para ese encuentro y los personajes acaban empapados de esa lluvia fina.


Y Aurora seguía escuchando el fluir incesante de esas pequeñas historias familiares que no terminaban nunca de contarse, aunque solo fuese porque era necesario repetirlas para que pareciesen cada vez más verdaderas y adquiriesen de paso un mayor dramatismo, y porque, en el hervidero de la memoria, hasta los episodios más triviales cobraban con los años la significación y la grandeza de una advertencia o de un designio, hasta acabar encajando en el entramado de un destino final.


Luis Landero, Lluvia fina, 2019

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