Poet's Abbey (Blog de lecturas)


Antígona

La tragedia clásica de Sófocles presenta el conflicto trascendental de Antígona, que se juega su propia vida al obedecer a su conciencia moral antes que a las leyes humanas. 

Su hermano Polínices ha muerto, y su tío, el rey de Tebas, Creonte, prohíbe que le entierren por haber traicionado a la patria. En el mundo griego, el alma de un cuerpo no enterrado estaba condenado a vagar para siempre por la tierra. Por eso, Antígona decide darle sepultura con los ritos, aunque así se rebelaba contra la orden del rey Creonte.

El acto heroico de Antígona, de enterrar a su hermano con dignidad, implica la durísima pena de muerte, la tragedia para su prometido Hemón (hijo del rey Creonte), y la reflexión sobre la prudencia que canta el coro final.

Según George Steiner, en esta obra de teatro se condensan los cinco grandes conflictos : entre hombres y mujeres, entre la ancianidad y la juventud, entre la sociedad y el individuo, entre las leyes humanas y las leyes divinas, y entre el mundo de los vivos y el de los muertos.



ANTÍGONA: ...las leyes no escritas, inmutables, de los dioses: su vigencia no es de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe cuándo fue que aparecieron.

(...)

CREONTE: ¿Y a ti no te avergüenza, pensar distinto a ellos?

(...)

CORO: ...los mayores golpes (...), con la vejez, enseñan a tener prudencia.




Existen leyes no escritas impresas en el corazón del hombre. Las leyes de la ética pueden ser distintas a las leyes morales de cada sociedad. Como canta el coro: "La existencia del mundo es de un estupor infinito, pero nada más en el hombre es estupendo".

En esta gran obra de teatro de Sófocles, la heroína desobedece a la moral y a las normas de su pueblo para enterrar el cuerpo inerte de su hermano, porque su corazón le inspira la compasión. Y eso dota a este personaje de una inmensa humanidad en el compromiso de la existencia en la realidad.


CREONTE- ¿Y, a pesar de ello, te atreviste a trangredir estos decretos?

ANTÍGONA- No fue Zeus el que los ha mandado publicar, no la Justicia que vive con los dioses de abajo la que fijó tales leyes para los hombres. No pensaba que tus proclamas tuvieran tanto poder como para que un mortal pudiera trasgredir las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses. Éstas no son de hoy ni ayer, sino de siempre, y nadie sabe de dónde surgieron.



Sófocles, Antígona, 442 a.C.

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