A menudo no caemos en la cuenta de que nuestras decisiones en la vida son condicionadas por factores psicológicos y algoritmos que intentan manipularnos.
Mi amigo Marc Argemí, autor de El sentido del rumor, avisa que hay que evitar el espejismo de creer que estamos informados por consultar varias entradas en Internet. Y con un sentido del humor muy inteligente, y con la pluma de periodista, dibuja siete hábitos de las personas desinformadas en un mundo saturado de informaciones, noticias falsas y posverdad:
1. El cuñadismo: la vanidad de contar con información exclusiva.
2. La incredulidad crédula: desconfianza en todo menos en uno mismo (teorías de la conspiración).
3. La indecisión crónica: sin conocimiento, los otros nos manipulan e influyen en nuestras decisiones.
4. La ansiedad informativa: dar por buena una información no por su correspondencia con la verdad, sino por su adecuación al prejuicio interno (sesgo de confirmación).
5. El confusionismo relacional: dar por buena una información porque lo dice alguien famoso (el portero Iker Casillas negando el aterrizaje en la Luna).
6. El activismo visceral: se da en las fake news, pues no se puede comprobar una información sensacionalista que activa a la gente (como el perro que van a sacrificar por morder a un ladrón, que nadie conoce).
7. La precariedad informativa: Internet cambia las formas de informarse y gestionar las decisiones.
El verdadero reto no es desconfiar de todo, sino aprender a confiar en alguien de nuevo. (p. 74)
Marc Argemí, Los siete hábitos de la gente desinformada, 2019
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