Poet's Abbey (Blog de lecturas)


La carretera

 


¿Matarías a tu propio hijo en el último momento para que no sufriera el salvajismo de los hombres malos?

Una buena novela interpela con una pregunta que sólo el lector puede responder, presenta diversos niveles de lectura y sobre todo obliga a pensar por uno mismo. Es el caso de The road del escritor estadounidense Cormac McCarthy.

En un mundo postapocalíptico y muy hostil, sin alimentos, cubierto de ceniza y trufado de delincuentes y caníbales, padre e hijo emprenden un peligroso viaje al sur en busca de los hombres buenos. La madre se ha suicidado, harta de sobrevivir en un mundo tan cruel. Y los peligros acechan en cada recodo de la carretera.

¿Qué haría yo si fuera un superviviente de un mundo así, y me quedaran sólo dos balas en la recámara para matar a mi hijo y después matarme a mí antes de que los hombres malos, los caníbales, nos capturaran para torturarnos y luego comernos?

La carretera de Cormac McCarthy podría leerse como una reescritura contemporánea y oscura de la Eneida de Virgilio, en la que se invierten los ideales clásicos de fundación y gloria. Al igual que Eneas, el padre huye de un mundo destruido con su hijo, guiado por la esperanza de un destino mejor, pero en lugar de Roma, el sur que buscan es una promesa incierta, casi simbólica. La figura paterna transmite una herencia (el fuego) que el hijo deberá portar tras su muerte, como una débil semilla de humanidad en un mundo colapsado. Así, McCarthy transforma la épica de los orígenes en una antiépica existencial, donde la esperanza no radica en el futuro de una civilización, sino en la persistencia del vínculo humano más elemental.


Just remember that the things you put in your head are there forever, he said. You might want to think about that.


When your dreams are of some world that never was or some world that never will be, and you are happy again then you will have given up. Do you understand? And you can't give up. I won't let you.


Cormac McCarthy, The Road, 2006

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