Siempre estamos dispuestos a percibir y expresar la distancia entre nosotros y el mundo. Por eso, Marina Garcés defiende una "filosofía inacabada", que incluye la posibilidad de la no-respuesta, de su elaboración infinita, que "convierte el límite del pensamiento en palanca para poder pensar".
La filosofía es como la música, según la autora, pues algunos son virtuosos pero todos tenemos una relación con ella: "lo propio de la música y la filosofía es la relación entre una práctica minoritaria y una experiencia compartida por todos".
La filosofía es un tipo de discurso que incorpora la dimensión temporal de la experiencia, como recoge Aristóteles en su Metafísica, pues siempre hay unas mentes que han participado en la búsqueda de la verdad.
No hay educación sin el estudio de la tradición y la búsqueda sincera de la verdad, pues educar no es transmitir conocimientos ni tampoco adquirir competencias, sino "en un cambio de lugar que renueva el deseo de pensar y el compromiso con la verdad" que pone en cuestión lo que somos y sabemos, lo que valoramos y pretendemos. "Educar, por tanto, es iniciar a otro en este desplazamiento, moverlo, sacudirlo o seducirlo, arrancarlo de lo que es y cree ser, de lo que sabe y cree saber." El maestro, al final, abre nuevas relaciones.
La filosofía es un pensamiento que transforma la vida. Es un sistema de nociones y una actitud. La filosofía es un pensamiento vivido. No ofrece fórmulas o recetas, sino que pone a cada vida concreta en la situación de tenerse que ubicar en los asuntos propios como problemas comunes.
La filosofía no es útil ni inútil, es necesaria. Necesaria para la vida concreta de cada uno de nosotros y necesaria para la vida colectiva de las sociedades.
Hay quien piensa que la filosofía se entretiene con preguntas sin respuesta. Más que preguntas sin respuesta, de lo que se ocupa el discurso filosófico es de problemas para los que siempre necesitamos forjar conceptos nuevos. (...) Redescubrir la necesidad de la filosofía es ponerla en situación, exponer el legado filosófico y sus desafíos a la situación existencial y material de nuestro tiempo. La filosofía es una forma de compromiso con el mundo.
La filosofía recoge la pluralidad de voces en el tiempo y las escucha desde un deseo común por la verdad. Su despliegue es temporal y colectivo, aunque su anhelo de verdad pueda ser intemporal y vivido individualmente.
La filosofía siempre ha tenido como principal enemigo la opinión estandarizada, eso que se piensa y se acepta sin preguntar por qué, según unos parámetros del sentido común y de lo socialmente pensable. En Grecia la llamaban la doxa, la opinión. El problema es que este proceso de estandarización del pensamiento también afecta hoy a la enseñanza y, más específicamente aún, a la actividad académica en general. También en la universidad el pensamiento se ha estandarizado.
El maestro, en filosofía, no forma ni adiestra, libera: libera de lo que nos impide pensar. El verdadero maestro es, en última instancia, el maestro que nos libera de la tutela del maestro.
...el nuevo alfabetismo es la experiencia de no poder tener una relación autónoma y con significado con estas informaciones y conocimientos.
Marina Garcés, Filosofía inacabada, 2015
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