Se ha dicho que Miedo es la novela más oscura de Zweig. Trata sobre las consecuencias del adulterio en la conciencia de una mujer burguesa que no quiere perder su vida acomodada y sin preocupaciones.
Irene Wagner lleva ocho años felizmente casada con su marido, aunque reconoce que apenas le conoce de verdad. Tienen dos hijos preciosos y un estilo de vida burgués, pues frecuentan el teatro, la ópera, los bailes, las cenas, etcétera. Pero conoce a un pianista y cae en el juego de la seducción y el sexo con un desconocido que la atrae. No lo hace por tedio ni por anhelo de una pasión intensa con otro hombre. Simplemente cede casi por curiosidad a ese encanto, pues "en ocasiones, un ambiente agradable y relajado excita la sensualidad más que el bochorno o la tormenta".
El problema es que una mujer la descubre cuando sale del apartamento del pianista y se ve obligada a ceder a un chantaje. El pánico a ser descubierta por su marido y perder todo lo que tiene la sumirá en una tormentosa pesadilla.
El final es sorprendente. Y nos invita a pensar sobre las consecuencias de nuestras acciones, los misterios del alma humana que busca pasión y libertad auténtica, y las convicciones sociales que nos condicionan.
Él apagó la luz y salió de la habitación sin hacer ruido. Era una sombra pálida, un fantasma nocturno. Cuando la puerta se cerró fue como si cerrasen la tapa de un ataúd. El mundo estaba muerto, vacío, sólo quedaba su propio corazón palpitando violentamente contra el pecho, aumentando cada latido el dolor que se apoderaba de su cuerpo petrificado.
Stefan Zweig, Miedo, 1913
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