Los meapilas piensan que los hombres demoníacos son los lujuriosos, aunque los demonios son ángeles e ignoran los placeres de la carne. Los beatillos piensan que los enemigos de la fe son los ateos y agnósticos, aunque los demonios creen y tiemblan.
Estos santurrones moralistas y dogmáticos, al demonizar al otro, ignoran lo obvio: lo demoníaco no es algo de fuera, sino que está muy dentro de la religión. Sin duda, "el ateísmo no es el peor rechazo posible de Dios".
El pensador francés Fabrice Hadjadj, converso católico, de familia judía y de ideología maoísta, pone el dedo en la llaga en este ensayo, que no es un tratado de demología, como puede parecer a simple vista, sino una reflexión antropológica sobre el problema del mal que se da en aquellos que han superado el ateísmo para caer en lo demoníaco, es decir, en la fe de los demonios.
No se trata con la Revelación de una doctrina que hay que transmitir, sino de una Alianza que hay que consumar. Por lo que respecta a la doctrina, al sistema de valores que el cristianismo contendría, los demonios conocen todas las respuestas; por lo que respecta a la Alianza, no quieren saber nada. (p. 95)
Dios se oculta para que el hombre lo busque con deseo y lo busque a través de sus hermanos, es decir, tanto en su suegra como en un petirrojo. Para mantener desperita su atención hacia las cosas pequeñas. Para darle un espacio en el que arriesgar su propio camino. [...] ¿A qué juega Dios? Juega al escondite: ...su espíritu de infancia nos preserva del espíritu impuro. (p. 98)
Los fariseos, perdón, los cristianos de hoy, y no los publicanos y las prostitutas, son los únicos capaces de acercarse a la perfección demoníaca, a esa fe orgullosa, segura de su salvación, despreciativa con los demás pecadores. (p. 179)
Una cumbre de lo demoníaco se encuentra en los amigos de Job [no los que le invitan a maldecir a Dios sino los] que inician una defensa de Dios que tiende a hacerle perder el ánimo. (p. 179)
Fabrice Hadjadj, La fe de los demonios, 2021
Comentarios