Poet's Abbey (Blog de lecturas)


Menón

 


"¿Cómo es posible enseñar? ¿Cómo es posible siquiera el conocimiento?" El sofista Menón se enfrenta con el filósofo ateniense Sócrates en este diálogo platónico sobre la naturaleza de la virtud y la posibilidad de enseñarla.

Sócrates responde: "Conocer es recordar". Porque el aprendizaje es el proceso por medio del cual se "recuerda" el conocimiento, es decir, se descubre y se comprende por uno mismo los saberes y conocimientos. 

Esto significa que nadie puede engañarnos si no nos dejamos, pues somos racionales y somos capaces de buscar la verdad dentro de nosotros mismos, no en lo que nos digan los demás. Recordar, pues, es pensar por uno mismo.

Si Sócrates estuviera equivocado tendríamos que admitir todo lo que nos inculcaran las autoridades y someternos a una verdad revelada desde fuera, y no una verdad descubierta desde dentro.

Sócrates trata al esclavo de Menón como a un igual, como a un hombre capaz de razonar, de comprender por sí mismo, de comprender. Eleva al esclavo al nivel de los seres libres por el hecho excepcional de tratarlo como al ser racional que es. Le propone un problema geométrico y le ayuda a resolverlo por medio de preguntas para que sea él mismo quién encuentre la solución. 

Esto es enseñar: provocar la duda, llevar al otro a ese punto en que se choca con su propia ignorancia, y conducirle hacia el conocimiento sin poner en él nada más que la duda y la incertidumbre, que son las que le permiten avanzar y progresar en el aprendizaje.

La educación consiste en ayudar al esclavo a salir de la caverna, acompañarle en el costoso esfuerzo de subir la cuesta y enfrentarse a la luz cegadora de la verdad, a la luz del conocimiento. Para formar personas libres, la educación requiere ser exigente pero no despótica.

En conclusión, aprender es recordar las verdades racionales que, de forma latente, están en todo ser humano, para pensar por uno mismo gracias a las preguntas adecuadas del maestro.


M: Sí, Sócrates, pero ¿cómo es que dices eso de que no aprendemos, sino que lo que denominamos aprender es reminiscencia? ¿Podrías enseñarme así? (...)

S: ¡Pero no es tan fácil! Sin embargo, por ti estoy dispuesto a empeñarme. Llámame a uno de tus numerosos servidores que están aquí, al que quieras, para que pueda demostrártelo con él.

M: Muy bien. (A un servidor). Tú, ven aquí.

S: ¿Es griego y habla griego?

M: Perfectamente; nació en mi casa.

S: Pon entonces atención para ver qué te parece lo que hace: si recuerda o está aprendiendo de mí.

Platón, Menón, siglo IV a.C. 


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