Forjamos nuestras cadenas que nos aprisionan en las circunstancias que nos ha tocado vivir, pero no olvidemos que podemos romperlas.
Este gran relato navideño de Dickens presenta a un viejo ávaro, Mr. Scrooge, que en nochebuena dialoga con el fantasma de Jacob Marley, su socio muerto. Emprende un onírico viaje por el pasado, el presente y el futuro, de cómo ha sido su vida y cómo podía haber sido, y experimenta la alegría de la generosidad, la solidaridad y la compasión. Y comprende, por fin, que sólo él mismo puede romper las cadenas con las que había aprisioando su propio corazón.
-Llevo, tan sólo, la cadena que en vida forjé -repuso el fantasma-, la fui forjando eslabón a eslabón... (...)
-¡Oh, mísero cautivo, maniatado y encadenado dos veces! -gritó el fantasma-. ¡Ignoras que han de transcurrir siglos de labor incesante por parte de las criaturas inmortales en la tierra para que puedan desarrollar todo el bien de que es capaz! (...) ¡Desconoces que la ocasión perdida de una sola vida es irreparable!
Charles Dickens, Canción de Navidad, 1843
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