Poet's Abbey (Blog de lecturas)


Érase una vez el Evangelio en los cuentos

 


¿Qué esconden los cuentos de hadas tradicionales? ¿Por qué se han enseñado durante siglos a los niños y a las niñas? ¿Deben reducirse a lecciones morales y ejemplarizantes, o hay algo más? Y, sobre todo, ¿por qué hoy en día hay tanto afán en transformarlos a toda costa y moldearlos a una nueva moral?

Quizá nunca nos hemos tomado mucho en serio los cuentos de hadas, según Diego Blanco, porque "no hemos comprendido que son las herramientas que de forma inmemorial ha utilizado el ser humano para captar los destellos de Dios en la creación e intentar comprender lo que le rodeaba".

El autor revela cómo los cuentos tradicionales comparten no sólo enseñanzas universales, sino también un "eco del evangelio", como decía Tolkien. Porque "su significado toca la raíz de tu existencia por medio de una fantasía que es más real que la propia realidad".

Cuento a cuento, el autor analiza el sentido original de los textos orales que han pasado de generación a generación, para rescatar aquellos ecos de Dios que subyacen en las obras que escribieron los hermanos Grimm y otros autores cristianos.

La tesis es que los cuentos son verdad, son eco del Evangelio y cambiarlos significa renegar de su esencia. Reducirlos a nuestros esquemas morales o ideológicos es un error, pues hay mucha tela que cortar en ellos. Lo que sí podemos hacer es leerlos a los niños y a las niñas, y educar según el criterio de Tesalónica: "examinadlo todo y quedaos con lo bueno" (1Tes, 5, 21). 

No olvidemos que todos, sin excepción, somos una bella princesa (nuestra alma) que necesita ser rescatada de un peligro de muerte por un príncipe azul (Cristo).


El lobo y los siete cabritillos: "Yo sé que, después de mi partida, se introducirán entre vosotros lobos crueles que no perdonarán al rebaño (...). Por tanto, vigilad". (Hch 20,29).

Los tres cerditos: "¡Qué cada cual mire cómo construye! Pues nadie puede poner otros cimientos que los ya puestos" (1Cor 3, 10).

Blancanieves: "Del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: no comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte" (Gen 3, 3).


Diego BlancoÉrase una vez el Evangelio en los cuentos, 2020

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