Cuando tenía diez años gané un concurso de dibujo en el cole y me regalaron un libro que me cambiaría la vida. Recuerdo las noches en que leía Jim Botón y Lucas el maquinista, del autor alemán Michael Ende y mis padres me pedían por favor que apagara la luz, que ya era tarde. Pero yo estaba montado en Emma, la locomotora que podía navegar y explorar países lejanos. Y no podía dejar a Jim Botón y su amigo Lucas a las puertas de la Ciudad de los Dragones para rescatar a la Princesa china Li Si.
Ende es un maestro capaz de crear un universo de fantasía, poblado por seres sorprendentes y lugares extraordinarios. Desde el "gigante-aparente" Tur Tur hasta la extraña isla flotante, cada página de esta gran novela está impregnada de una imaginación desbordante.
Además, la obra aborda temas universales como la amistad, la justicia y la libertad. Por ejemplo, hay un momento en que los bonzos chinos condenan a Jim y a Lucas por no tener documentos (en una crítica social al problema de las fronteras). O, más adelante, cuando los protagonistas llegan a tierras prohibidas y conocen a los "medio dragones" que no pueden entrar en la Ciudad de los Dragones porque no son de pura raza (en una crítica sutil al fascismo, como reconoce el propio autor).
Jim Botón y Lucas el maquinista se ha ganado un lugar especial en el corazón de los lectores de todo el mundo, ya que, en mi caso, desde que leí esta novela y me quedé fascinado, no he dejado de leer nunca.
Sin documentos [...] oficialmente ustedes no existen. Así es que no pueden ir a ver al emperador. Porque un hombre que no existe no puede ir a ningún sitio. Esto es lógico. (p. 68)
Si uno tiene miedo, todo le parece peor de lo que es en realidad. (p. 122)
Cuando se consigue encadenar a un dragón sin matarle, se le ayuda a cambiar. Nadie es feliz siendo malo, tenéis que saber esto. Nosotros los dragones somos tan malos solamente para que venga alguien y consiga vencernos. Por desgracia, la mayor parte de las veces salimos victoriosos. Pero si no es así, como ha sucedido con vosotros y conmigo, entonces ocurre algo maravilloso... (p. 204)
Michael Ende, Jim Botón y Lucas el maquinista, 1960
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