Poet's Abbey (Blog de lecturas)


Matar a un ruiseñor

 


Harper Lee logró retratar una sociedad marcada por la discriminación y, al mismo tiempo, transmitir un mensaje de coraje y justicia que sigue siendo relevante hoy.

Matar a un ruiseñor es una novela ambientada en el sur de Estados Unidos durante la Gran Depresión. La historia sigue a Scout Finch, una niña que narra los eventos de su infancia, sobre todo en el juicio de Tom Robinson, un hombre negro acusado injustamente de violar a una mujer blanca en una sociedad marcada por los prejuicios raciales. 

A través de los ojos inocentes de Scout, la novela aborda temas como la injusticia racial, la pérdida de la inocencia y el valor moral, representado en la figura de su padre viudo, Atticus Finch (un homenaje al mismo padre de la autora, un abogado de Alabama que defendía a sus vecinos afroamericanos). 

Atticus tiene un gran sentido de la comunidad, y explica a su hija que es necesario salir de uno mismo y "caminar un par de millas" con los zapatos ajenos. No siente aversión por Mayela y su padre, Bob Ewel, que han sentado al banquillo de los acusados a un hombre inocente. A través del diálogo socrático, nos hace ver que el mal es fruto de la miseria y de la ignorancia.

Hombre de fuertes convicciones, Atticus se agota ante la presión de las masas, pero no se impacienta ni se deja arrastrar por las olas del pesimismo y de la rabia. Enseña a sus hijos Jem y Scoutt que la violencia nunca es una alternativa ética. Pero no lo hace con sermones, sino con su ejemplo personal. Atticus cuida de sus hijos pequeños y también cuida de toda la comunidad, y así, cambia el mundo.

Cuando me preguntan por cómo debe ser un maestro o un padre, siempre pienso en Atticus, que nos enseña, con la autoridad de su ejemplo personal, que el verdadero amor conlleva libertad y responsabilidad, que cada buena acción cuenta. 


Nunca subestimes el poder de una buena acción. Puede cambiar la vida de alguien para siempre.


Harper Lee, Matar a un ruiseñor, 1960

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